Pablo García, conocido afectuosamente como Don Pablo por la audiencia de Onda Bacuta, se alimenta a diario de cultura. Cine, literatura o música forman parte de su original y afortunada manera de enfocar la existencia. Su conexión con las nuevas tecnologías le lleva a mantener en la Red dos interesantes blogs: “Centauros de la pantalla”, dedicado a su intensa y extensa labor como reconocido crítico cinematográfico; y “Un libro para todas las estaciones”, en el que publica su no menos relevante producción literaria. Como extensión de sus hábitos culturales, Don Pablo ha dado varias vueltas al mundo y es un gran conocedor de las culturas antiguas del Mediterráneo. En el ámbito de las ondas, su estilo radiofónico desbordante y vitalista es inconfundible; y sus intervenciones rebosantes de chispa e inteligencia en los monográficos sobre cine de Onda Bacuta, descargables en este Blog, cuentan con una gran legión de público seguidor.
¿Cuál es tu primer recuerdo cinematográfico?
-Más que recuerdo yo preferiría llamarle “conmoción cinematográfica”. Fue en Barcelona, allá por febrero o marzo de 1950, recién llegados de Huelva. Una antiguo cine del Paseo Maragall. Mi padre nos llevaba todos los jueves. Y mi primera película fue un ¡western!: “Cielo amarillo”, 1948, de William A. Wellman, con Gregory Peck, Anne Baxter y Richard Widmark. ¡Un gran impacto para mis ojos infantiles, en blanco y negro! Jamás la olvidé. Probablemente me abrió las puertas al cine del Oeste, puertas que nunca se han cerrado, porque el western sigue siendo una de mis mayores pasiones cinéfilas.
¿Qué es para ti el cine?
-El cine es para mí un cúmulo de atributos que expresan la infinitud de mi ser (y perdonadme la “sofistería”).
¿Es la vida un reflejo del cine?
-El cine como Séptimo Arte posee lo que yo llamaría un “fondo social indiscutible” Las Artes siempre han sido necesarias al género humano en todos los siglos que nos han precedido y que nos sucederán. ¿Y qué es lo que alienta la armonía del Arte, sea cual sea la forma en que éste se manifiesta? Las pasiones que estimulan el deseo de vivir, y de que la vida sea deseable, libre y a ser posible bella, aunque no se descarte “lo feo de la misma”. La vida humana, sus sueños, sus emociones, sus contradicciones, sus angustias, etc. se reflejan, pues, a la perfección en el cine. Y el cine, obediente a su consigna artística, afianza en la pantalla grande no únicamente la vida real, sino la historia, sus verdades y sus fantasías. El cine recuerda, imagina, piensa, habla y posee “sensaciones”.
Tu mejor actor: Fernando Fernán Gómez.
Tu mejor actriz: Vivien Leigh.
La importancia de una banda sonora.
-El cine desprende, a través de sus imágenes, una impulsión que revela atentamente, como ya dije, verdades y fantasías arrancadas de la existencia humana y de la Naturaleza que nos rodea. La pantalla se vierte, además, sobre el espectador como un fluido de sueños, por supuesto, intangibles. Dichos sueños convertidos en imágenes transmiten una acción magnética a nuestra mente plena de sonidos, y entre esos sonidos, el más indispensable es el de la música. Una buena banda sonora no es tan sólo un nuevo Arte añadido a la cinematografía, sino también la revelación majestuosa de una doctrina de placeres sonoros convertido en monopolio de los espacios luminosos del Séptimo Arte, y que, al no podernos acompañar en nuestra existencia real, por lo menos de forma constante, provocan, por medio de la imagen cinematográfica, una “desconocida exaltación” en nuestra sensibilidad.
Tu mejor película de todos los tiempos:
-¡Difícil! Pero... “Touch of evil” (“Sed de mal”), 1958, del genial Orson Welles.
Tú mejor director: Billy Wilder.
¿Qué opinas del cine documental?
-El cine documental es necesario e importantísimo. Y dentro del concepto de Séptimo Arte imprescindible. Se erige en heraldo de la Naturaleza. Es su imagen. Una ceremonia que consagra las mil virtudes y desigualdades de esa otra vida que enriquece nuestro planeta.
¿Por qué impone tanto el cine en blanco y negro?
-Yo no creo que a ningún cinéfilo auténtico le “imponga” el cine en blanco y negro, lo mismo que entusiasta alguno de la pintura rechazaría jamás los dibujos a carbón de Goya, Van Gogh o Modigliani, entre otros muchos. El cine en blanco y negro es la fuente primigenia del Séptimo Arte. Los orígenes siempre han poseído una especie de “derecho deificado” que el hombre no ha rehusado nunca. El cine en blanco y negro es una “emoción estética” que nos absorbe por completo. Tiene estirpe y hechizo. La impresión que causa en nosotros es mágica: nuestra conmocionada retina llega a olvidarse de la existencia del resto de colores que, por supuesto, enriquecen la vida que nos rodea.
Una reflexión final.
-Bueno, lo mío con el cine ya es de “corredor sin retorno” Y por ello me atrevo a asegurar que si Sócrates hubiera conocido el Séptimo Arte no habría aceptado la cicuta tan fácilmente, hubiera luchado por su inocencia a brazo partido, y para ello se habría buscado el mejor abogado “norteamericano”, tipo James Stewart en “Anatomía de un asesinato”, que lo defendiera y le proveyera del justo veredicto de inocencia. El cine es una fuente inagotable, y Sócrates no habría dudado en pugnar por alargar su vida para seguir disfrutando de él.
Entrevista a Pablo García, por Jose Luis Luque y David Garrido en Onda Bacuta
© Onda Bacuta, del blog www.ondabacuta.blogspot.com
¿Cuál es tu primer recuerdo cinematográfico?
-Más que recuerdo yo preferiría llamarle “conmoción cinematográfica”. Fue en Barcelona, allá por febrero o marzo de 1950, recién llegados de Huelva. Una antiguo cine del Paseo Maragall. Mi padre nos llevaba todos los jueves. Y mi primera película fue un ¡western!: “Cielo amarillo”, 1948, de William A. Wellman, con Gregory Peck, Anne Baxter y Richard Widmark. ¡Un gran impacto para mis ojos infantiles, en blanco y negro! Jamás la olvidé. Probablemente me abrió las puertas al cine del Oeste, puertas que nunca se han cerrado, porque el western sigue siendo una de mis mayores pasiones cinéfilas.
¿Qué es para ti el cine?
-El cine es para mí un cúmulo de atributos que expresan la infinitud de mi ser (y perdonadme la “sofistería”).
¿Es la vida un reflejo del cine?
-El cine como Séptimo Arte posee lo que yo llamaría un “fondo social indiscutible” Las Artes siempre han sido necesarias al género humano en todos los siglos que nos han precedido y que nos sucederán. ¿Y qué es lo que alienta la armonía del Arte, sea cual sea la forma en que éste se manifiesta? Las pasiones que estimulan el deseo de vivir, y de que la vida sea deseable, libre y a ser posible bella, aunque no se descarte “lo feo de la misma”. La vida humana, sus sueños, sus emociones, sus contradicciones, sus angustias, etc. se reflejan, pues, a la perfección en el cine. Y el cine, obediente a su consigna artística, afianza en la pantalla grande no únicamente la vida real, sino la historia, sus verdades y sus fantasías. El cine recuerda, imagina, piensa, habla y posee “sensaciones”.
Tu mejor actor: Fernando Fernán Gómez.
Tu mejor actriz: Vivien Leigh.
La importancia de una banda sonora.
-El cine desprende, a través de sus imágenes, una impulsión que revela atentamente, como ya dije, verdades y fantasías arrancadas de la existencia humana y de la Naturaleza que nos rodea. La pantalla se vierte, además, sobre el espectador como un fluido de sueños, por supuesto, intangibles. Dichos sueños convertidos en imágenes transmiten una acción magnética a nuestra mente plena de sonidos, y entre esos sonidos, el más indispensable es el de la música. Una buena banda sonora no es tan sólo un nuevo Arte añadido a la cinematografía, sino también la revelación majestuosa de una doctrina de placeres sonoros convertido en monopolio de los espacios luminosos del Séptimo Arte, y que, al no podernos acompañar en nuestra existencia real, por lo menos de forma constante, provocan, por medio de la imagen cinematográfica, una “desconocida exaltación” en nuestra sensibilidad.
Tu mejor película de todos los tiempos:
-¡Difícil! Pero... “Touch of evil” (“Sed de mal”), 1958, del genial Orson Welles.
Tú mejor director: Billy Wilder.
¿Qué opinas del cine documental?
-El cine documental es necesario e importantísimo. Y dentro del concepto de Séptimo Arte imprescindible. Se erige en heraldo de la Naturaleza. Es su imagen. Una ceremonia que consagra las mil virtudes y desigualdades de esa otra vida que enriquece nuestro planeta.
¿Por qué impone tanto el cine en blanco y negro?
-Yo no creo que a ningún cinéfilo auténtico le “imponga” el cine en blanco y negro, lo mismo que entusiasta alguno de la pintura rechazaría jamás los dibujos a carbón de Goya, Van Gogh o Modigliani, entre otros muchos. El cine en blanco y negro es la fuente primigenia del Séptimo Arte. Los orígenes siempre han poseído una especie de “derecho deificado” que el hombre no ha rehusado nunca. El cine en blanco y negro es una “emoción estética” que nos absorbe por completo. Tiene estirpe y hechizo. La impresión que causa en nosotros es mágica: nuestra conmocionada retina llega a olvidarse de la existencia del resto de colores que, por supuesto, enriquecen la vida que nos rodea.
Una reflexión final.
-Bueno, lo mío con el cine ya es de “corredor sin retorno” Y por ello me atrevo a asegurar que si Sócrates hubiera conocido el Séptimo Arte no habría aceptado la cicuta tan fácilmente, hubiera luchado por su inocencia a brazo partido, y para ello se habría buscado el mejor abogado “norteamericano”, tipo James Stewart en “Anatomía de un asesinato”, que lo defendiera y le proveyera del justo veredicto de inocencia. El cine es una fuente inagotable, y Sócrates no habría dudado en pugnar por alargar su vida para seguir disfrutando de él.
Entrevista a Pablo García, por Jose Luis Luque y David Garrido en Onda Bacuta
© Onda Bacuta, del blog www.ondabacuta.blogspot.com